A mediados del siglo XV, en la ciudad alemana de Maguncia y de la mano de Johannes Gutenberg, nace la imprenta, uno de los inventos más revolucionarios de la historia.
Gutenberg perseguía competir con los centros religiosos y los talleres al servicio de la nobleza que, durante siglos, se habían ocupado de preservar y transmitir el conocimiento a través de la producción de los manuscritos.
La incipiente sociedad renacentista demandaba un mayor número de publicaciones, pero no estaba dispuesta a renunciar a la belleza de los manuscritos iluminados. Los costes de producción y el tiempo empleado en la elaboración de dichos ejemplares eran demasiado altos para satisfacer la demanda.
El alemán logra un sistema mediante la combinación de caracteres elaborados a partir de un único molde (de metal) y la acción de una prensa acondicionada a tal fin (inicialmente una prensa de uva). El tiempo de ejecución se reduce de manera considerable, así como los costes, pero en ningún caso se pierde la calidad de los preciados manuscritos de la época.
La Biblia de Gutenberg o de las 42 líneas, una de las primeras obras realizadas con este innovador sistema, es un claro ejemplo de la belleza que podían alcanzar estos ejemplares.
En Occidente, los libros impresos elaborados a partir de la combinación de tipos metálicos móviles, desde sus inicios (alrededor de 1450) hasta el 31 de diciembre de 1500, se denominan incunables. Su nombre hace referencia a la cuna de la imprenta.
Inicialmente, los incunables pretenden imitar a los manuscritos. En algunas ocasiones se utiliza un papel de buena calidad, grueso y con filigrana; sin embargo, para los ejemplares de lujo se sigue utilizando el pergamino. Se dejan espacios en blanco para las letras capitulares y la ornamentación, realizadas a mano por los maestros miniaturistas. Con el tiempo, el grabado xilográfico sustituyó a la decoración artesana, lo que recortaba aún más los tiempos de ejecución, ya que todo el proceso de decoración se completaba en la misma imprenta.
La tipografía utilizada era la letra gótica y la humanística o romana.
La mayoría de los textos eran demasiado compactos, sin puntuación alguna.
A veces, se utilizaba la palabra latina íncipit para indicar el comienzo del libro impreso, así como explicit para señalar el final.
Los primeros incunables carecían de paginación.
Con el tiempo, se incorpora la portada y el colofón. En la portada se hacía alusión al contenido del ejemplar y en el colofón a sus señas de identidad (título, autor, impresor, lugar y fecha de impresión).
Las páginas de los incunables no solo aportan datos de las características físicas que comparten estos primeros ejemplares ejecutados con tan magno descubrimiento, sino que son un fiel reflejo de la sociedad de finales del siglo XV.
De igual manera, contribuyen a la aproximación de la cultura y del conocimiento a un público más extenso, así como al nacimiento de la Edad Moderna.
Enlace recomendado:
Ego Narrare quats Victis et Imperator vir Roma in ille Mundu.
Salve Roma salve populu vir hic terra vir vanitas.
Salve Roma vir personaes bonum i liberum vir hic terra.
Asi es, los primeros incunables carecian de portada y colofon fue más adelante cuando ya descubierta la imprenta que se les dio Portada y colofon pero es cierto que al poco de ser desceubierta la imprenta carecian de ello. Por mencionar uno de los libros que publico Miguel Servet lo titutlo : Restitutium et Cristianum que si fue impreso con Portada y Colofon, ya en esa epcoa si se imprimian con portada y colofon hablamos del siglo XVI. Gracias.
Si la Famosa Biblia de Guttenberg los costos de producción no eran satisfechos por la demanda de libros impresos, claro esto era un problema para los impresores de la epoca, por mencionar una obra mencionaria el mapamundi que escribio Miguel Servet con comentarios y que era mejor versión que la que existia entonces, no solo mejoro la cartografia si no que mejoro también los relieves cartograficos. Gracias.