23
enero
La anunciación

La Anunciación hace referencia al episodio de la vida de la Virgen María en el que el Ángel Gabriel le anuncia que va a ser la madre de Dios. San Lucas, en su Evangelio (1,26-38), narra con una gran calidad literaria esta escena. La belleza y el misterio de este relato lo convirtieron en una fuente inagotable de inspiración para muchos artistas. La abundancia de detalles, así como la rica simbología y las implicaciones teológicas, fueron traducidas por los grandes artistas en hermosas y excepcionales imágenes.

La representación más antigua que se conoce sobre la Anunciación data del siglo III y se encuentra en un loculus del arenario de la catacumba romana de Priscila. Desde entonces, en la gran mayoría de las disciplinas artísticas, ha ocupado un lugar preeminente. Mosaicos, marfiles, arcos triunfales, puertas, alas de retablo, bronces, grupos escultóricos y pinturas en diferentes soportes constituyen un fiel reflejo de esto.  Las páginas de los Breviarios y de los Libros de horas medievales no son una excepción.

A pesar de tratarse de una escena sencilla en su composición (únicamente dos personajes son imprescindibles, el ángel y María), desde el punto de vista iconográfico aparecen diversas variantes: en cuanto a la representación de la Virgen María se refiere, ésta puede aparecer sentada, en pie, o arrodillada. A veces puede sujetar con una mano un huso con el que hila la púrpura o bien sostener un libro, mientras que con la otra gesticula en señal de sorpresa ante el anuncio o, por el contrario, posa su mano en el pecho o vientre en señal de aceptación.  El arcángel Gabriel se escenifica con las alas desplegadas, de pie, a veces con los pies en movimiento evidenciando su descenso o iniciando una genuflexión. Suele portar un báculo, una flor de lis o una rama de olivo o bien aparece con las manos cruzadas sobre el pecho en señal de veneración.

 A veces se incorporan a la escena otros personajes, como la imagen de Dios Padre, el Espíritu Santo en forma de paloma, la sirvienta de María o la “escolta de honor” que acompaña al arcángel Gabriel.

En cuanto a la ambientación de la escena se refiere, ésta puede transcurrir en un escenario donde se sitúa a los personajes en un exterior con arquitecturas que simbolizan la ciudad de Nazaret, en un interior doméstico o en el interior de un templo.

Durante la Edad Media se incorporan a la escena diversos elementos simbólicos: el jarrón con azucenas, el libro que María porta, la ventana por donde penetran los rayos divinos, la cama de la Virgen, etc.

Todas estas variantes en la representación del famoso episodio narrado por el evangelista Lucas hacen que cada una de ellas cause en el espectador un abanico de emociones totalmente diferente.

Sin ningún género de dudas, las miniaturas que enriquecen las páginas de los Libros de Horas medievales son un claro ejemplo de la maestría de los grandes artistas del medioevo. Por todo lo dicho anteriormente, como no podía ser de otra manera, la escena de la Anunciación es una de las más ambiciosas del manuscrito iluminado.

A través de las páginas del libro “La Anunciación. Misterio, belleza y excelencia” se pretende recopilar las 30 imágenes más bellas sobre la escena de la Anunciación recogidas en los Libros de Horas medievales. En ellas, el lector podrá contemplar las diferentes variantes antes descritas, así como experimentar las distintas emociones que cada artista quiso expresar con su pincel.

Enlace de interés:

https://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/article/viewFile/57480/51797

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